jueves, noviembre 30, 2006

Belladona

La belladona es una planta solanácea utilizada con fines terapéuticos, pues contiene el alcaloide atropina.
Su nombre proviene del italiano bella donna (bella mujer) y muestra la sensibilidad de los italianos en el arte de la seducción.
En una investigación realizada recientemente -y cuyos resultados fueron difundidos por la internet- se mostraba a los consultados, todos varones, dos fotografías del rostro de una mujer que eran absolutamente iguales a excepción de un pequeño detalle: en una de las imágenes la la pupila estaba mucho más dilatada que en la otra. Se les preguntaba cuál de las dos era más bonita.
Una abrumadora mayoría escogió la foto de la mujer de pupila dilatada, aunque sin percibir conscientemente cuál era la diferencia entre ambas.
Incontables observaciones registradas desde el siglo XIX mostraron que en estado de excitación sexual la pupila se dilata. Los encuestados se habían sentido más atraídos por la mujer cuya sexualidad percibían inconscientemente como más estimulada.
De alguna forma, esto lo habían intuido las mujeres de las cortes italianas de los siglos XVI al XVIII, quienes, antes de los bailes de la nobleza, usaban la atropina de la planta para dilatar sus pupilas y lucir así más atrayentes.

La palabra del día

jueves, noviembre 16, 2006

Atzucac

Para los de siempre:
1. m. Carreró sense sortida.

Para los modernos:
2. En els viquis*, pàgines que no tenen enllaços a altres pàgines.


*Viquipèdia, versión en catalán de Wikipedia.

sábado, noviembre 04, 2006

De gatos, serpientes, hombres fantasma y cafés "solo"

...es imposible dibujar gatos o serpientes. Podrá hacerse mejor o peor, de modo más o menos realista pero, a los ojos de un experto, en esa difícil técnica de disecar, de viviseccionar un ser en teórico movimiento, ni un felino ni un ofidio pueden dibujarse o pintarse sin que falle algo de sus dimensiones, de la movilidad del propio dibujo. Esto era a causa, dijo ese amigo, del especial modo de trasladarse que poseen tanto felinos como ofidios. Así, al parecer, algunas personas jamás podrían aparecer en las fotografías. Había que respetar tal designio...

La historia más triste, Javier García Sánchez