"De bien joven, Gabriel García Márquez le pidió permiso a su madre para
escribir un cuento basado en algo que le había ocurrido a una mujer de
su pueblo. La madre de García Márquez le pidió que, por respeto,
esperara a que la señora en cuestión muriera.
Yo,
confiando en la ignorancia de unos y el desinterés de otros, os cuento
lo que viene. Quizá algún día, cuando la señora en cuestión muera, más
gente leerá este cuento.
Cada tarde después de
comer, la vecina de enfrente cruzaba la carretera con su paso torpe y su
muleta para llegar hasta la casa de mi abuela. En verano, llevaba uno
de esos vestidos ligeros para señoras, con el que tenía más aspecto de
carpa de circo que de jubilada modesta, coronada en lo alto por una masa
espesa de pelo corto reteñido."
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