lunes, septiembre 12, 2005

La teoría del palomo

El 9 de este mes escribí, en una conversación por messenger, algo parecido a esto, referente a un hecho que me relaciona a mí, a otras mujeres y a unas palomas:

"Yo me dirigía a la parada del autobús para coger el transporte adecuado que me llevara a casa de una amiga. Me he dado cuenta, a medida que me acercaba a la parada, de que un grupo de palomas ocupaba la acera. Era extraño porque en frente hay una explanada en la que están siempre, y nunca se ponen en esa acera. Por mis experiencias anteriores he pensado: "debe de haber algo de comida". Pero cuando he pasado, no he visto nada. Así que he pensado: "habría algo de comida". Y justo en ese momento he visto una galleta entre el tumulto de palomos. A todo esto, ha sucedido un fatal infortunio, y es que fruto del desasosiego de los palomos por encontrar comida, algunos se echaban a la carretera, de tal manera que un coche se ha llevado a una por delante. Se ensañaba el destino con el palomo ya muerto, pues más de un coche lo arrollaba de nuevo, y el ruido que producía era, cuando menos, curioso. Curioso para mí, quizá, pero altamente desagrable para las treintañeras que estaban también esperando el autobús. Bueno, pues resulta que las mujeres treintañeras, todas alborotadas, han empezado a cavilar salvajemente. Estaban todas extrañadísimas de que los palomos estuvieran ocupando con tanto empeño y ahínco esa acera de la calle. Una de ellas ha saltado diciendo que drogan a los palomos para después llevárselos y matarlos y, consecuentemente, se ha quejado de la poca responsabilidad de esas personas: “Coña, que si los drogan, luego que se encarguen”. Y yo pensando: "Es por la galleta que hay en el suelo......" Mientrastanto, una señora estaba de espaldas al palomo arrollado de la carretera, disgustadísima. Sin previo aviso, otra inquieta trintañera ha dicho: “Pero si los drogan para matarlos, que se los lleven, no?” o alguna otra pregunta retórica parecida. Así que yo les he dicho, más ancha que larga: “Pues yo creo que es la galleta”. Y la primera, la de la teoría de las drogas, me ha dicho rotundamente que no, pardiez, que no era eso, que ya sabía ella lo que era. "NO NO, ya sé yo lo que es", decía. Aún así, yo seguía pensando que era por la galleta. No tenían aspecto de palomos drogados, aquellos.
Finalmente, me he decidio a coger la galleta y de tal modo poner a los palomos a buen recaudo y hacer retornar a las treintañeras a su estado de placidez viendo a los palomos en su sitio habitual; con tal mal acierto, quizá, que justo se acercaba un autobús cuando la galleta estaba en mi mano. Las treintañeras, viendo despavoridas que el pase inminente del autobús podría causar más bajas en la población palomil, me han gritado: “¡Cuidado! ¡Ahora no!”. Así que me he quedado quieta unso instantes, esperando. De todos modos, el trajín del autobús ha puesto nerviosos a los palomos y ha habido cierto revuelo en aquel lado de la acera. Me parece que después de que pasara el autobús, los palomos ya estaban diseminados de otra forma; no sé si ya estaban más para el lado de la explanada. La cuestión es que he cruzado la calle con la galleta en la mano y la he tirado en la explanda de la otra acera.
Y allí se han quedado los palomos.
Y no han vuelto más."

Y me puse a analizar:

"Podríamos pensar que fue por la galleta. O por el revuelo del autobús. Pero yo creo que es de la galleta."

Lo que a mí me parece curioso es: ¿Qué motivo llevó a estas señoras a elucubrar tan extrañas teorías sobre el comportamiento de las palomas? ¿Nunca jamás en su vida habían visto a un grupo de palomas peleándose por 4 migas de pan? Además, también es cierto que si se hubiesen parado a observar habrían visto que a veces alguna paloma se ponía chula con otra por coger la galleta. Entonces, ¿para qué ponerse a inventar que las palomas han emigrado a un lado de la acera porque están drogadas? ¿Es que una paloma drogada cambia de acera?
¿Y hasta dónde podria haber llegado el mito de las palomas drogadas si yo no hubiera tirado la galleta al otro lado? Con la inquietud que llevaban encima aquellas mujeres, podrían haber estado horas contando el incidente.

En fin, no me atrevo a decir que hacer estas cosas sea más de mujeres que de hombres (esto de ver cosas donde no las hay), pero hasta aquí puedo leer.
Al menos me ha parecido una historia curiosa.