lunes, septiembre 29, 2008

25.09.2008

Quizá va bien hacer recuentos de vez en cuando. ¿Qué es lo que más valoro de la vida, lo que más me llena? Las personas a las que quiero y las cosas que hacen que me sienta una persona más llena, más sabia y más humana. Todo lo demás es complementario. ¿Y qué he aprendido? He aprendido que todo depende de cómo uno quiera ver las cosas, de la actitud que tome ante las cosas. He aprendido que si uno está contento será capaz de sentirse satisfecho, porque aquello que nos hace felices es ni más ni menos que sentirnos orgullosos de nosotros mismos. He aprendido que hay cosas que importan y hay cosas que no importan en absoluto, que siempre vale la pena defender las cosas que importan y que nunca nada es en balde. He aprendido que absolutamente nada del sistema en el que vivo, en cómo está montado, tiene un verdadero sentido, porque he visto que lo que nos hace felices, lo que me une a las personas que me rodean, nada tiene que ver con eso. He aprendido, por tanto, que nunca es ganar o perder, sólo jugar, porque cuando me muera será como si nunca hubiese existido, con lo que cualquier cosa que haga no tendrá repercusión ni consecuencia, más que para mí, mientras esté viva.