domingo, mayo 22, 2011

"¿Es posible que hoy en día la gente tenga menos mundo interior que antes?
Ahora uno tiene una idea y enseguida la publica y la propaga en facebook, twitter, o encuentra el interlocutor -adecuado más o menos, no viene de ahí- al que confesarle ese pensamiento harto urgente.
Antes, en cambio, se tardaba mucho más en comunicar lo pensado. El proceso, desde que la idea nos cruzaba la cabeza hasta que la explicábamos, requería n número mucho mayor de decisiones. O porque el proceso requería más decisiones, o porque al disponer de más tiempo -o, mejor dicho, al no poder disponer de menos tiempo-, conferíamos al proceso una serie de pasos: pensar, pensarlo bien, cómo decirlo, a quién decírselo, cómo decírselo a ese alguien... ¡oh!, ya se acabó el trayecto de autobús.
Y las impresiones -"qué bonito parque", "cómo ha cambiado el tiempo", más generalmente conocidas hoy en día como tweets- desaparecían, desvanecidas porque su momento pasaba sin un renglón de equis caracteres a mano en el que imprimirlas.

Bueno, quizá hemos ganado en espontaneidad, pero creo que hemos perdido en memoria también.
¿Cómo, si no, podemos procesar la cantidad ingente de información que nos rodea? Yo tengo un método: uso twitter más como scroll de titulares que otra cosa, en el iphone. Cuando encuentro un titular que me puede interesar, me envío el tweet por email. Cuando estoy sentada ante el portátil, más prestada a leer sentada ante el portátil, consulto mi propio bombardeo en mi correo. Entonces leo. Y leo un montón de artículos interesantes. Pero si al cabo del día me hacéis nombrarlos todos, fracasaré estrepitosamente."

Enlace relacionado de El País.