miércoles, agosto 13, 2008

¿Renovarse?

Me encantan los libros de los escritores que me encantan porque hablan de historias sucedidas en pueblos con casas de paredes de barro, con camas que son hamacas que cuelgan en clavos al anochecer, y debajo de las ventanas tienen albahaca y jazmines hasta los que llega un hilillo de agua que se escapa de un riachuelo cercano; porque los amantes se hablaban mediante cartas y debían sufrir la lentitud de su servicio; porque escribían en máquinas de escribir, llevaban ropa de lino y enaguas y fumaban cigarrillos sin filtro.

Hoy, las relaciones crecen y se hacen más fuertes gracias a las horas que pasamos hablando por el messenger, y yo he acabado adorando el dibujo del sobrecito con tapa y dobleces que aparece en mi móvil o en la parte inferior derecha de la pantalla de mi ordenador.

Me gusta más el regusto romántico y ocre de las historias de mis autores preferidos, y quizá por eso me resisto a escribir, porque en las historias que conozco aparecen messengers, móviles o sobrecitos que parpadean.

Quizá habrá que reinventarse la historia. Renovarse o morir, dicen.