miércoles, noviembre 16, 2005

Qué tele ni qué tele

Los que hayan leído mis posts últimamente se habrán podido dar cuenta de que estoy haciendo cierta propaganda de cuatro (lo que veo ahora en vez del plus de antes), inconscientemente, por eso.
El martes pasado pasé por el cuarto en el que unas personas estaban viendo la serie que dan los martes por la noche en cuatro. La serie en cuestión es Matrioshki, y trata sobre unas chicas que, creyendo que las van a contratar para trabajar en una compañía de baile, acaban siendo engañadas y forzadas a prostituirse (por decir algo). Pues bien, cuadró justamente que cuando pasé por el cuarto en el que se estaba viendo la susodicha serie, en la serie un hombre (por llamarlo de alguna manera) estaba violando a una de las chicas. Durante lo que duró la faena, el tío cerdo, y quiero ser lo más objetiva posible, le tapaba la boca a la chica, mientras ella intentaba gritar o vete a saber qué.Las personas que estaban viendo la serie continuaron viendo la serie. Yo me paré un momento, observé, sentí una ligera repulsa (por ser finos) y pregunté: "¿No os repugna eso?". Y la respuesta fue afirmativa, pero que desgraciadamente esas cosas pasan en estos momentos en la realidad. Ante eso, yo no pude alegar nada, porque es cierto, y me fui.

Y he aquí el planteamiento:como todos sabéis, y yo me he dado cuenta a posteriori, parece ser que amo las series de televisión. Y si habéis leído mi último post, podéis ver algunos ejemplos: familias numerosas que se tienen que apañar para cuidar hijas con amigos y cuñados, un señor que arregla cosas con chicles, una señora mayor que resuelve crímenes y luego los escribe ("Se ha escrito un crimen" no lo puse en el post anterior, pero es igualmente mítico), cuatro señoras mayores que viven juntas y son súper divinas... no sé, cosas bonitas y graciosas de ver.
Segundo punto: ¿alguien ha mirado los informativos últimamente? Primero nos dan el resumen del telediario, con algunos temas que parecen súper graves que te cagas (y Susanna Griso los dice, ¡ojo!, muy afectada) y después 10 minutos de fútbol. Esto sólo el resumen. Después "internacional": unos cuantos muertos y un par de trifulcas, con caras graves. Después: "nacional": PP VS PSOE. Caras graves, pero no tanto, porque sueltan algún pareado simpático y listos. Y luego es cuando empiezan a soltar una de subnormaladas que no sé a quién interesan. Que si crónicas de sucesos a punta pala, que si simposios de adiestradores de hurones, que si las hazañas de Benito, el policía valiente... Ojo, que no digo que el trabajo de Benito no sea importante, pero no es ésa la cuestión. Después de esto alguna otra bromita (alabados sean los guionistas de los informativos de Antena3), después mil millones de anuncios (dentro del informativo, sí) y después dos mil millones de minutos sobre deportes.

Ante esto, conclusión: los informativos entretienen, las series informan.

Pues no señor. Las series que traten sobre la infancia en platós de las gemelas Olsen, y los informativos y reportajes varios que me expliquen las mafias de Europa del Este.

Por otro lado, cuanto más vemos una cosa, más nos acabamos acostumbrando a ella. Ya estamos a costumbrados a la muerte, ya estamos acostumbrados a la violencia. Hasta los huevos de quedarme indiferente ante todo, y volviendo a lo de Matrioshki, no me apetece acostumbrarme a que un tío enfermo que seguramente en su puñetera vida ha sido capaz de relacionarse normalmente con una mujer crea que tiene la más mínima potestad para someter a alguna.
No me apetece acostumbrame a que una mujer sea violada.

Y hasta hoy Tina indignada.

Buenas noches, y me cago en la tele.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

amen (pronúnciese "eimen"), SWlover...

Anónimo dijo...

Yo kada dia flipo mas kontigo!!!
Espero no akostumbrame nunka a esooo..