Quien más quien menos estará ya familiarizado con la historia de Alberto, mi canario, quien apareció en mi vida justo el día en que mis padres se marchaban de vacaciones (hace ya casi un año), para no dejarme sola en el sopor del verano en Barcelona.
Mi padre, la mañana del día en que salía de viaje con mi madre hacia Galicia, se encontró un pajarillo en la calle. Fue a la tienda de animales más cercana, compró una jaula, y la señora propietaria de la tienda sexó al pajarillo en cuestión, estimando en femenino el género del animal encontrado. Así que la señorita pájara se quedó en la repisa de mi ventana, dentro de su jaula, para sorprenderme al llegar a casa.
Poco después, la señorita pájara en cuestión empezó a cantar de tal manera que, para sorpresa del respetable, tuvimos que acabar acordando en masculino el sexo del animal, puesto que tanto trino no era normal para una pájara que no necesita cantar para que los machos le hagan caso.
Poco antes, un día, mirando al canario mientras lo limpiaba, había decidido llamarle Eulalia. Con el cambio de sexo, me lo volví a mirar y le llamé Alberto.
En las últimas semanas Alberto ha tenido un comportamiento extraño. Había días en que le notaba pachucho, un día mi madre le diagnosticó afonía y más recientemente le había dado por arrancar papelitos del periódico que tiene en el fondo de la jaula y meterlos en el nido que le compré para que, en invierno, Alberto no sufriera tanto por el frío. Hace tres días, medio en broma, mi padre me dijo: "No te extrañe que te encuentres un día de estos huevos en el nido". Claro.
Hoy, cuando he llegado a casa, Alberto estaba metido en su nido. Raro, porque hacía calor y era de día. "Este pájaro se me va a morir", pensé yo.
Y cuál ha sido mi sorpresa al mirar la jaula cuando Alberto estaba fuera del nido.
Estos no son los huevos de Alberto.
Estos son los huevos de Eulalia.
Y ésta es Eulalia incubando sus huevos.
Desgraciadamente, mi pequeña Eulalia no está incubando nada. Yo no tenía ningún motivo para ponerle a Alberto un canario; menos mal que no le puse una canaria.
No sé qué gana la naturaleza obligando a las mujeres a juntarse con un macho para poder procrear. Supongo que el hecho de tener que elegir con quién juntarse hace que, de alguna manera, la especie evolucione a mejor (quizá por eso Angelina y Brad están embarazados, y así de paso dejan a la Humanidad en ridículo), pero en tal caso, ya que hay que buscar alguien "que le germine" a una, tampoco sé qué necesidad hay de hacernos poner huevos o generar óvulos tan a menudo.
En fin, Eulalia es la pequeña pájara que trina cuando yo me lamento porque estoy triste, la que me recuerda cuán mutable es el mundo, y, desde ahora, mi nuevo icono femenino.
Eulalia es la que empezó a cantar cuando nadie lo esperaba, y cantaba cual canario. Quizá no era lo que todos esperaban que hiciera, pero, si ella quería, quién se lo impedía. Ahora, como si de la más orgullosa madre soltera se tratase, va y me pone dos huevos. Sale del nido, arranca papel de periódico, entra en el nido, incuba un poco y, de mientras, la mujer va piando.
Quien la quiera conocer, será para mí un orgullo abrirle las puertas de mi casa.
5 comentarios:
Q fuerteee me pareceee....y kien la a dejao embarazáa??? jejeje kosas de la naturaleza nop??? aix.. Pos bienvenidaa Eulaliaa y q tuss polluelooss..mejor dixooo canaritoss nazcan sanos y fuerte!! jajajajjajaajjajaaj (q ida de olla).
besiness
Yo me estoy figurando a la pájara haciendo las mil y una posturas para conseguir quedarse preñada por un pájaro del exterior, y realmente no acierto a imaginarmelo. ¿Será hermafrodita?
Es curioso que todo el mundo caiga en lo mismo. Una pájara puede poner un huevo tranquilamente e incubarlo y toda la troca aunque el huevo no haya sido fecundado. Como los huevos de las gallinas. Los huevos fritos no siempre son pre-pollitos. Si cuadra que el gallo los ha picado sí, pero si no son huevos normales. Lo mismo que las mujeres tienen la regla cada santo mes sin quedarse preñadas necesariamente.
Eulalia pone huevos porque le toca, aunque no vaya a nacer ningún pajarito.
ahí queda eso.
aunque permíteme que disienta de lo de que "pone huevos porque le toca", porque yo he tenido unas cuantas periquitas de todas formas y tamaños en casa y ninguna ha puesto un huevo en su vida...
si no les pones nido y todo el rollo, no ponen huevos.
Qué alegato a la libertad femenina de Eulalia!! A la libertad de cantar, de poner huevos o no, de ser macho o hembra según le convenga y todo en su pequeño mundo envuelto de rejas y sirviendo de compañía a unos ojos almendrados que velan por ella aunque no lo sepa. Porque nació para eso: para cantar, para poner huevos aunque no tengan vida y ......si es preciso, hasta dejar de cantar
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