domingo, abril 16, 2006

Hermoso

CosmoCaixa. Domingo de Ramos.
La cola para taquillas llega hasta la puerta de salida y amenaza, como ayer, con llegar hasta fuera. Atiendo, como a cualquier otra persona, a una señora que me pide información. Tiene los ojos claros y grandes, igual que la boca. Parece francesa. Lleva una camisa de lino verde claro y está embarazadísima. Después de explicarle todas las actividades a las que puede ir y lo que puede ver del Museo, y ante la enorme cola, me pregunta: "¿Y no hay entrada prioritaria para embarazadas?". Yo le digo que pienso que no (a mí no se me ha informado de eso), le pregunto a una medio jefa, y dice que no. Pero entre las dos decidimos llamar a la jefa de turno y preguntarle. La señora embarazadísima pone cara de ofendida y dice: "En todos los sitios hay". Bueno, mujer, no se ponga usted farruca. Llamo a la jefa de turno y me dice que en principio no hay entrada prioritaria para mujeres. Le digo las actividades a las que la señora quiere ir, y le digo también que está embarazadísima. Venga, pues, le hacemos las entradas en una taquilla improvisada que tenemos en Información. Delego a la señora embarazada en mis compañeras de la taquilla improvisada y me voy a atender a los demás visitantes ansiosos de Museo.
Pasa un tiempo. No sé cuánto porque pierdo la noción al repetir todo el rato las mismas frases.
Recitando el monólogo sobre las exposiciones del Museo, absorta en las tareas pendientes, notó que alguien me coge cálidamente pero firme la mano izquierda.
Me callo.
Levanto la vista.
"Gracias".
Y la señora de ojos y boca claros y grandes me sonríe.

No hay comentarios: